Ruta Embalse Picadas – Safari

RUTA EMBALSE PICADAS– SAFARI

El pasado domingo, aprovechando el buen tiempo, salimos a hacer una ruta por el campo. Hacía un montón que no íbamos, claro, con este invierno…

Fuimos al embalse de de Picadas (cerca de Aldea del Fresno, Madrid), al que nosotros hemos ido muchas veces desde que nos conocimos. Me trae muchos recuerdos cada vez que vamos y el entorno es muy bonito. Nosotros, que éramos de hacer rutas todos los domingos que se podía, lo echamos mucho en falta. Ya sabéis, un  cambio más a raíz de tener hijos. Pero, por suerte, a Tate también le gusta salir a la naturaleza (¿será porque desde muy pequeño le hemos llevado? o no) y según va siendo más mayor, se va pudiendo ir a más sitios con él (y aguanta como un campeón).

El domingo después de desayunar nos pusimos en camino, en un rato llegamos a la zona del embalse y dejamos el coche. Justo al lado del embalse hay un camino muy ancho y en perfecto estado para también poder ir incluso con carrito, que te lleva bordeando el río Alberche hasta el Pantano de San Juan (hay tramos ya más alejados que el camino deja de ser tan bueno y se interna algo más en la naturaleza, pero para hacer la ruta completa con niños es demasiado larga).

Pudimos observar buitres, águilas, nidos de pájaros, mariposas… esas cosas que parece que cada vez más los niños solo conocen a través de Internet, la tele o de libros. Es precioso observar la naturaleza, tocarla, coger piedras de múltiples formas y materiales… Ver los árboles, especies diferentes, hojas, lugares increíbles donde nacen, como las laderas que, a veces, casi llegan a la vertical…

Tate iba emocionadísimo desde que llegamos, le faltaban ojos, no sabía dónde mirar, quería trepar por donde se pudiera, tirar piedras al río, no paraba de preguntar,… Otro punto muy positivo es que andar no se les hace pesado de lo entretenidos que van.

Oh! Qué es eso que veo… ¿una cueva? ¿un túnel? ¿las dos cosas? Cómo el túnel del tiempo del DinoTren! Al llegar a la entrada y verlo tan oscuro en el centro, parece que la magia desapareció un poco y vino el miedo, o por lo menos respeto. Dudaba si entrar, aunque no decía nada, solo miraba (creo que fue en único rato de silencio en todo el día) y parecía que quería avanzar hacia atrás en lugar de hacia delante. Con él de la mano nos fuimos adentrando y era como viajar en el tiempo, rodeados de rocas, un frío que parecía de otro mundo,… Menos mal que se veía la salida, si no, creo que no hubiese entrado, iba en tensión todo el rato y boquiabierto, sorprendido y casi diría emocionado, decía que esto era como estar cuando vivían los dinosaurios (que le encantan) pero por otro lado quería salir rápido, empezó a acelerar el paso para salir a la luz del día. Menuda aventura!

Dimos la vuelta hacia el coche porque ya llevábamos un buen trecho de camino y entretenido con piedras, pájaros, escalando (como él decía) cualquier “montañita” que nos pillaba al paso, viendo los ciclistas que pasaban volando y, creo que le daban envidia de lo bien que iban con sus bicis y equipaciones…. llegamos al coche casi sin darnos cuenta.

Nos acercamos a ver la presa. Cruzamos para ver las compuertas, el mecanismo, la caída (que le pareció altísima), el continuar del río, ya con tan poca agua… Si hubiese estado alguna compuerta subida hubiese sido espectacular, pero pocas veces ocurre.

Cogimos el coche y fuimos a los alrededores del Safari cercano. Comimos un gran bocadillo para reponer fuerzas y continuar. Que ya teníamos un hambre feroz.

Hay una senda que rodea el Safari (para carrito es más complicado, aunque con alguno te cruzas porque no es muy largo el recorrido) y se pueden ver los animales. Vimos avestruces, elefantes, monos, jirafas, cebras, tigres, búfalos, … Para los niños es una emoción verlos, aunque a veces sea un poco de lejos. Algunos animales como unas cabras (o algo así) empezaron acercarse a la valla, y detrás vinieron más, tuvimos mucha suerte, porque hasta se acercó una cebra (yo nunca la había visto tan cerca), también los búfalos (qué impresión).

Bueno, un día genial! Buen tiempo, una buena caminata (que Tate resistió estupendamente), naturaleza pura y dura y, encima, ver todos estos animales. No tengo palabras.

Os animo a salir con vuestros chicos a la naturaleza y que exploren todo y más. Ellos lo agradecerán y para nosotros es muy gratificante.

A aprovechar que parece que llega el buen tiempo. A disfrutar del finde!